Poemas y poesías sobre caballos



Caballo de los sueños

(Pablo Neruda)

Innecesario, viéndome en los espejos

con un gusto a semanas, a biógrafos, a papeles,

arranco de mi corazón al capitán del infierno,

establezco cláusulas indefinidamente tristes.



Vago de un punto a otro, absorbo ilusiones,

converso con los sastres en sus nidos:

ellos, a menudo, con voz fatal y fría
cantan y hacen huir los maleficios.




Hay un país extenso en el cielo

con las supersticiosas alfombras del arco iris

y con vegetaciones vesperales:
hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga,
pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos,
yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa.




Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes,

vestido como un ser original y abatido:

amo la miel gastada del respeto,
el dulce catecismo entre cuyas hojas
duermen violetas envejecidas, desvanecidas,
y las escobas, conmovedoras de auxilios,
en su apariencia hay, sin duda, pesadumbre y certeza.
Yo destruyo la rosa que silba y la ansiedad raptora:
yo rompo extremos queridos: y aún más,
aguardo el tiempo uniforme, sin medidas:
un sabor que tengo en el alma me deprime.




Qué día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche,

compacta, digital, me favorece!

He oído relinchar su rojo caballo
desnudo, sin herraduras y radiante.
Atravieso con él sobre las iglesias,
galopo los cuarteles desiertos de soldados
y un ejército impuro me persigue.
Sus ojos de eucaliptos roban sombra,
su cuerpo de campana galopa y golpea.




Yo necesito un relámpago de fulgor persistente,

un deudo festival que asuma mis herencias.


*****


Galoparon, galoparon...

(Carmen Conde)

Galoparon, galoparon
sobre arenas de los mares
ágiles caballos blancos.

Unos caballos blancos
que nunca tuvieron amos.
Sobre arenas de los mares
los caballos galoparon.

Llevaban las crines sueltas:
cabelleras de muchachas
que unas túnicas vestían
como los caballos, blancas.

iQué galopar tan certero,
qué crines sueltas al viento
en un correr tan ligero!

(Si por algo yo lo siento
es porque no te vi a ti
sobre uno de ellos, corriendo.)










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